Cuando el futuro nos alcance (1973)




Soylent Green
director: Richard Fleischer
actores: Charlton Heston, Edward G. Robinson, Joseph Cotten, Chuck Connors, Leigh Taylor-Young

Sinopsis (corta):
Señoras y señores, los pronósticos científicos de los peores enemigos de Bush Father & Son se han confirmado, los perroflautas tenían razón y el mundo, por culpa del delirio belicoconsumista de las presentes generaciones se ha visto avocado a un apocalipsis hiperpoblado: no hay gasolina, no hay espacio, no hay electricidad, no hay comida. En N.Y. (¿en todo el mundo?) sólo queda un árbol, escuchumizado, que se exhibe como una rareza prehistórica.

Sinopsis (larga):

En este contexto vive nuestro héroe, Robert Thorn (Charlton Heston). Sus hormonas masculinas tienen el tamaño aproximado de un perro mediano y las prodiga con generosidad impetuosa en cada fotograma desde una camiseta ajustada y cuasirrota por la que asoma un torso moreno y sudoroso. Trabaja como policía y es el encargado de investigar el asesinato de un directivo de la compañía monopolística Soylent, que es la que proporciona el alimento a las masas empobrecidas, según diferentes calidades: green, red, brown... En la casa del finado conoce a la protagonista femenina del filme, gracias a un diálogo impagable: ella le abre la puerta, él la mira y le pregunta: ¿Mobiliario?, a lo que ella contesta: , y nuestro héroe pasa a otra cosa. Naturalmente más tarde pasarán a la cama.
En el transcurso de la investigación nos vamos enterando del estado general de las cosas: no hay viviendas suficientes para todos y la mayor parte de la gente vive en los portales, las escaleras, los edificios públicos abandonados e incluso en los vehículos para siempre parados a lo largo de la ciudad. Unos pocos privilegiados mantienen un nivel de vida de hiperlujo: son los únicos que aún tienen acceso a alimentos auténticos propios de los tiempos antiguos de los que habla el compañero de Thorn, Roth (Edward G. Robinson en su último papel para el cine: macabra casualidad), un anciano que llegó a vivir la época anterior al apocalipsis. Nueva York es una metrópolis devastada, perfectamente retratada en la película, las masas empobrecidas atestan las calles, demasiado hambrientas como para superar una pasividad inane. Así mismo el lujo hedonista de las clases altas está bien representado, pero la película patina un poco (comprensiblemente) a la hora de mostrar la tecnología más avanzada relacionada con la industria alimenticia.

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