Capitán Conan (1996)

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director: Bertrand Tavernier
a partir de una novela de Roger Vercel
con Philippe Torreton, Samuel Le Bihan, Bernard Le Coq...

Sinopsis:

Conan es un valiente soldado. Capitanea una partida de hombres bravos que le adoran, pues saben que por encima de su cruda severidad les quiere a todos. Conoce a cada uno de sus compañeros y se desvivirá siempre por conservarlos vivos y juntos. Durante la Primera Guerra Mundial a este grupo les son encomendadas las misiones más difíciles, que ellos resuelven con intervenciones heroicas de rapidez y precisión brutales. Los Balcanes son un avispero endiablado, una orografía infernal donde el soldado, primario, desesperado, subsiste solamente gracias a su capacidad de hacer daño. Ellos son los únicos capaces de alcanzar aquellos objetivos a los que
nadie puede llegar, ahorrando víctimas y tiempo al ejército francés, que, sin embargo, en reconocimiento y prestigio les relega en un lugar secundario. Posiblemente todo lo dicho hasta aquí pueda resumirse diciendo que Conan es un crimial que comanda una banda de asesinos. La verosimilitud y certeza con las que están rodadas batallas y escaramuzas, en escenarios agrestes sobre los que se combate cuando simplemente ya es difícil permanecer de pie, servirán para que el espectador se forme una duda razonable.

Conan es un deshecho social. La vida civil le ha arrojado a un villorrio cualquiera del centro de la Galia, ruin y mezquino, entre cuyos vecinos pasa como un detrito camino del sumidero, vago, sucio, torpe. La guerra le persigue, él no entiende nada. Se jugó la vida cada minuto durante cuatro años, vio morir a sus camaradas por el gran nombre y la bandera de Francia, pero ahora aquellos cuyo prestigio en el mundo se enalteció a costa de su vida, cuyos negocios defendió con su sangre, aquellos que entraron en una guerra echando cuentas, le acogen con incomodidad y desprecio. ¿Qué queda de los héroes cuando los monstruos han muerto?